Al otro lado de la piel está el poso de lo que han dejado los años.
Los riñones, el hígado, el corazón y lo que no curó y se enquista.
Al otro lado de la piel nace la vida que después puede volver a crear vida.
A veces muere la vida que no llega a nacer o viven los deseos de las vidas que nunca se engendraron.
Al otro lado de la piel quedan latentes los deseos frustrados,
los besos que no dimos, queda el eco de las carcajadas que provocaron dolor de barriga, los lagos salados de llanto nunca llorado y las mariposas disecadas de aquel primer amor.
Al otro lado de la piel está lo de verdad, sin filtros, sin juicios.
Y allí, debajo de la epidermis, de la dermis y de la hipodermis, se entierran todas
aquellas palabras que nunca dijimos por miedo, vergüenza o por creer que no serían escuchadas.
En estas páginas hay un poco de lo que se esconde al otro lado de mi piel, que durante años estuvo latente, que un día despertó de su letargo violentamente desgarrando aquello que se encontró a su paso.
Decidir publicar Al otro lado de la piel me ha curado y me ha crecido.
Te regalo este trocito de mí en forma de letras y esencia de abrazo para encontrarnos
al otro lado de tu piel.